domingo, 26 de febrero de 2012

Conciencia.


"Estoy feliz de que todo haya pasado"
y parecía, por el impulso de las palabras, por la luz de los ojos, que estuviera refiriendo a un examen, a un parto, a un ataque, a cualquier cosa de mayor riesgo y responsabilidad que la simple, corriente, cotidiana operación de acostarse juntos un hombre y una mujer, mucho mas simple, corriente y cotidiana que la de acostarse juntos un hombre y una mujer. 
" Hasta te diría que me siento sin culpa, limpia de pecado." Debo haber hecho un gesto de impaciencia, porque en seguida aclaró: "Yo sé que eso no lo podés entender, que es algo que no cabe en los muchos dedos de frente masculina. Para ustedes hacer el amor es una especie de trámite normal, de obligación casi higiénica, raras veces un asunto de conciencia. Es envidiable cómo pueden separar ese detalle que es llamado sexo, de todo lo otro esencial, de todas las otras zonas de la vida. Ustedes mismos inventaron eso de que el sexo es todo en la mujer. Lo inventaron y después lo desfiguraron, lo contuvieron en una caricatura de lo que verdaderamente significa. Cuando lo dicen, piensan en la mujer como una gozadora vocacional, impenitente. El sexo es todo en la mujer, es decir: la vida entera de la mujer, con sus afeites, con su arte de engañar, con su barniz de cultura, con sus lágrimas listas, con todo su equipo de seducciones para atrapar al hombre y convertirlo en proveedor de su vida sexual, de su exigencia sexual, de su rito sexual.
"Quizá sea cierto que el ego femenino sea sinónimo de sexo, pero hay que comprender que la mujer identifica el sexo con la conciencia. Allí puede estar  la mayor culpa, la mejor felicidad, el problema más arduo. "

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